Siempre he sido una persona que valora el trabajo hecho a mano. A lo largo de mi vida, he descubierto que los momentos más valiosos están en las pequeñas cosas, en los detalles que otros pueden pasar por alto. Mi amor por la costura y el diseño de bolsos no nació de la noche a la mañana, sino que se fue formando poco a poco, como un árbol que crece con el tiempo. Y hoy quiero compartir con ustedes cómo comencé mi camino en este hermoso arte.

Un Viaje Lleno de Historia y Tradición

A lo largo de los años, la costura ha sido una constante en mi vida. Desde pequeña, aprendí de mi madre y de las mujeres de mi familia el valor de crear con nuestras propias manos. La costura no solo era una necesidad, sino también una forma de expresión. Recuerdo que, en casa, cada prenda que se hacía, cada bolso que se reparaba, se hacía con un toque especial. Esas tradiciones me quedaron grabadas y, al llegar a mis 70 años, decidí que era el momento de hacer realidad un sueño que había tenido durante años: diseñar y confeccionar mis propios bolsos.

El Proceso: De la Idea a la Realidad

Cuando pienso en cómo hago cada bolso, me viene a la mente una sensación de tranquilidad. Cada uno de mis bolsos comienza como una idea que nace en mi cabeza, una combinación de colores, formas y texturas que busco traer a la vida. No hay dos bolsos iguales. Cada uno es único y refleja un pedazo de mí, de mis experiencias y de lo que me inspira en el momento.

Mi proceso de trabajo es meticuloso. Elijo las telas y las pieles sintéticas con mucho cuidado, buscando siempre materiales que no solo sean hermosos, sino que también sean duraderos. Luego, con paciencia y dedicación, empiezo a cortar, coser y dar forma al bolso, un paso a la vez. Cada puntada es importante y, aunque pueda llevarme varias horas, disfruto de cada segundo. Para mí, lo más importante es que el bolso no solo sea funcional, sino que también tenga un toque especial, algo que lo haga único.

Bolsos Hechos con Amor

Es cierto que mis bolsos no son perfectos en el sentido convencional. Hay algo en ellos que los hace diferentes: están hechos con amor. Ese amor por lo que hago es lo que los hace especiales. Son la expresión de mi pasión, mi dedicación y mis años de experiencia. Cada bolso que hago tiene una historia detrás y eso es lo que los convierte en algo más que un simple accesorio.

Al crear cada bolso, pienso en la persona que lo va a usar, en cómo se va a sentir al llevarlo y en cómo puede acompañarla en sus días. Para mí, cada bolso tiene que contar una historia, la historia de quien lo usa.

Lo que Está por Venir

Este es solo el comienzo de un camino que espero recorrer durante mucho tiempo. Estoy emocionada por todo lo que está por venir, por seguir aprendiendo y mejorando, por seguir creando bolsos que no solo sean funcionales, sino que también lleven consigo el cariño y la dedicación con la que fueron hechos.

Gracias por acompañarme en este viaje. Cada vez que alguien compra uno de mis bolsos, siento que una parte de mí llega a una nueva persona, y eso me llena de felicidad. ¡Gracias por ser parte de esta historia!